Fotografía de boda en analógico
Dentro de la fotografía de boda en analógico hay algo que me pasa siempre que disparo en analógico: todo se vuelve más lento, más consciente, más real. Me obligo a parar, a observar, a sentir. No estoy pensando en la siguiente foto, sino en esta. En este abrazo. En esta lágrima. En este rayo de luz que justo entra por la ventana.
Y eso es lo que más me gusta de llevar cámaras de carrete a una boda. Que me conectan con lo que está ocurriendo, sin filtros ni distracciones. Solo el momento y yo.
Si estás leyendo esto, quizás es porque te ha picado la curiosidad. Quizás estás organizando una boda con personalidad, llena de detalles, y te estás preguntando si existe una forma diferente de recordarla. Una forma que no sea solo «hacer muchas fotos», sino capturar cómo se sintió ese día.
Pues sí, existe. Y se llama fotografía analógica.
Qué tiene de especial la fotografía analógica?
📷 Menos es más. En un carrete de 36 fotos no hay espacio para distracciones. Cada disparo está lleno de intención. Se convierte en algo valioso, único.
📷 No se puede replicar. Los tonos, la textura, el grano, la imperfección… Todo eso le da a la imagen una atmósfera imposible de imitar con lo digital. Las fotos parecen sacadas de un recuerdo.
📷 Cuenta una historia con alma. No se trata solo de documentar. Se trata de transmitir sensaciones. De que, al ver tus fotos años después, puedas sentir el aire, los nervios, la risa de tus amigos.
📷 Es un proceso artesanal. Revelar, escanear, elegir con mimo. Todo se hace con tiempo y cariño. Es lo contrario a la inmediatez. Y eso lo hace especial.


¿Cómo lo integro en una boda?
Lo normal es que combine cámaras digitales y analógicas. Las digitales me dan flexibilidad para no perder ni un solo momento importante. Y las analógicas me permiten crear pequeñas joyas dentro del caos precioso que es una boda.
Uso cámaras de 35mm y medio formato, y siempre llevo conmigo carretes que sé que van a responder bien en condiciones de luz cambiantes, porque quiero poder usar el carrete tanto en exteriores como en interiores, en la fiesta o en una mirada íntima mientras os preparáis.
Después de la boda, el material se revela en laboratorio y las fotos se escanean con mucho cuidado. Lo recibiréis todo en digital, para poder guardarlo, compartirlo e imprimirlo como os dé la gana.
¿Y si no sale bien?
Es una pregunta que me hacen a veces. Y lo entiendo. El carrete tiene ese punto de misterio. No puedes ver la foto en el momento. No puedes repetir. Pero precisamente ahí está su magia. Y la experiencia me ha enseñado que, cuando te entregas al proceso, los resultados emocionan.
Si buscas que tu boda sea contada en analógico y quieres que tenga un enfoque natural y elegante, Contactame.



















