Recomendaciones para el día de la boda
Hay algo que veo una y otra vez en cada boda que fotografío: los momentos más bonitos no son los que están perfectamente planeados, sino los que simplemente ocurren. Por esto, he decidido dar estas recomendaciones para el día de la boda.
Una mirada que nadie esperaba. Un abrazo de esos que aprietan fuerte. Una risa nerviosa mientras te ponen el velo. Y para que esos momentos fluyan, hay algo que me parece clave: que tú estés presente.
Si estás organizando tu boda y te preguntas cómo disfrutar del día sin estrés, este post es para ti. No es una checklist infinita ni una guía rígida, sino una serie de recomendaciones reales y sentidas, basadas en lo que he vivido acompañando a muchas parejas en su gran día.
1. Empieza el día con calma
Puede parecer obvio, pero créeme, los nervios del día de la boda existen. Por eso, mi consejo es que te reserves un rato por la mañana solo para ti. Despiértate un poco antes, date una ducha larga, respira, pon tu canción favorita. Este pequeño ritual puede marcar la diferencia.
Y si puedes, desayuna bien. Parece una tontería, pero muchas novias llegan al altar sin haber comido casi nada en todo el día.
2. Rodéate de quien te hace bien
Durante los preparativos, elige estar con gente que te dé paz. Amigas, hermanas, tu madre… esas personas que saben cuándo hablar y cuándo darte tu espacio. No necesitas a nadie corriendo con prisas a tu alrededor. Necesitas amor, risas, y alguien que te recuerde que todo va a salir bien.
3. Suelta el control (aunque cueste)
Este consejo es difícil, lo sé. Pero el día de tu boda no es para gestionar, es para vivirlo. Has estado meses organizándolo todo, así que ahora toca confiar. En tus proveedores, en tu pareja, en que todo va a fluir.
Cuando te liberas del “¿habrán llegado las flores?” o “¿y si llueve?”, es cuando empiezas a disfrutar de verdad. Porque lo importante ya está: tú, tu gente, y el amor que os une.
Durante los preparativos, elige estar con gente que te dé paz. Amigas, hermanas, tu madre… esas personas que saben cuándo hablar y cuándo darte tu espacio. No necesitas a nadie corriendo con prisas a tu alrededor. Necesitas amor, risas, y alguien que te recuerde que todo va a salir bien.


4. Deja espacio a la improvisación
Una boda perfecta no es una boda sin fallos. Es una boda con alma. Donde las cosas suceden de forma natural. Así que si el guión se desordena un poco, si el primo se emociona en su discurso o si la música se para durante el primer baile… ríete, emociónate, vive el momento tal como es.
5. Recuerda por qué estás ahí
Parece obvio, pero a veces, entre los peinados, los horarios, los nervios, se nos olvida. Estás celebrando algo profundo: vuestro compromiso, vuestra historia, vuestro amor. Así que cuando todo pase muy rápido —porque pasa—, haz una pausa. Mírale. Mírate. Y guarda ese instante dentro.
<
¿Y cómo encajo yo como fotógrafo en todo esto?
Porque no solo estoy ahí para hacer fotos bonitas. Estoy para acompañar, para ayudarte a que estés presente, para observar sin interrumpir, para capturar lo que se ve y también lo que se siente.
Trabajo con un enfoque natural, sin posar, sin forzar. A veces incluso disparo en fotografía analógica, porque me obliga a parar, a observar y a quedarme solo con lo esencial. Igual que tú deberías hacer el día de tu boda: quedarte con lo esencial.
¿Te casas pronto?
Si estás buscando un fotógrafo de bodas en San Sebastián, el País Vasco o el País Vasco francés, que no solo haga fotos sino que cuente tu historia con alma, me encantará hablar contigo.
Disfrutar tu boda sin estrés es posible.
Y yo estoy aquí para ayudarte a recordarla tal como fue: imperfecta, emocionante, única.
Como la vida misma.
